El domingo 18 de mayo, V Domingo de Pascua, celebramos la Profesión Perpetua de los religiosos Emmanuel Stephano Nyanda, CP (Vice-Provincia Santa Gema Galgani – Tanzania), y del Cl. Thiago Cesar Lopes da Silva, CP (Provincia Getsemaní), en la Parroquia San Pablo de la Cruz (Iglesia del Calvario), en São Paulo. La Santa Misa fue presidida por el Padre Leudes Aparecido de Paula, CP, Superior Provincial de la Provincia Getsemaní, y concelebrada por el Padre Revocatus Kabuzika, CP, Delegado de la Vice-Provincia Santa Gema Galgani, junto con otros sacerdotes religiosos (Pasionistas y Espiritanos).

Estuvieron presentes los junioristas de la Comunidad de Andaraí (RJ), las Hermanas Pasionistas y las Hermanas Franciscanas del Colegio Stella Maris, laicos y laicas Pasionistas de Osasco, además de amigos de los profesandos venidos de São Paulo, Araraquara, Lorena y Porto das Caixas, así como el pueblo de Dios de la Parroquia del Calvario. En la homilía, el presidente de las celebraciones, Padre Leudes, destacó que los religiosos están llamados a formar comunidades, a semejanza de Pablo y Bernabé en su viaje apostólico, y a vivir en ellas el mandamiento del amor, como nos enseñó el Señor Jesús: «En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor los unos a los otros» (Jn 13,35). Además subrayó que la consagración religiosa perpetua es un testimonio profético de la esperanza pascual y que, a través de ella, los religiosos asumen la vida según los consejos evangélicos, convirtiéndose en signo visible de la Pasión de Jesús, vivida y proclamada con amor solidario, especialmente junto a los crucificados de la historia.

Al final de la celebración, el religioso Thiago expresó sus agradecimientos a todos los involucrados en la organización y manifestó su alegría por los votos perpetuos: «Unidos en la fe y reconociendo la acción de Dios en nuestras vidas, damos gracias al Señor en este día en que, a través de los votos perpetuos, confirmamos públicamente nuestra consagración total a Dios en la Congregación de la Pasión de Jesucristo. En el Sábado Santo, el Pregón Pascual nos invitaba a reflexionar sobre la esencia de nuestra existencia: ‘¿De qué nos serviría haber nacido, si no nos hubiera redimido con su amor?’ Esta pregunta nos recuerda que nuestra vida, con todas sus debilidades, límites y desafíos, encuentra verdadero sentido solo en el amor redentor de Cristo, que, con su muerte y resurrección, nos ofrece la vida plena. Como afirma el apóstol San Pablo: ‘En él vivimos, nos movemos y existimos’ (Hch 17,28); en Cristo crucificado y resucitado encontramos nuestra razón de ser y nuestro camino de vida. Por eso, nos colocamos humildemente ante Dios y esta asamblea reunida, conscientes de que ‘de él, por él y para él son todas las cosas’ (Rm 11,36). Con el corazón lleno de gratitud, confirmamos que nuestra Profesión Perpetua no es un punto de llegada, sino un punto de partida.

Es el inicio de una misión aún mayor, que nos llama a ser testigos fieles del amor crucificado y resucitado de Cristo. A partir de este ‘sí’ definitivo, somos enviados como servidores de la esperanza, profetas de la compasión y signos vivientes de la misericordia de Dios en un mundo a menudo herido y sediento de sentido. Que el Espíritu Santo, que nos consagra y nos fortalece, nos guíe con fidelidad y valor. Y que, sostenidos por la oración de la Iglesia, caminemos cada vez más profundamente en la donación generosa de nuestras vidas, ‘hasta que Cristo sea todo en todos’ (cf. Col 3,11).»

Damos gracias a Dios por la vida de estos jóvenes que se han consagrado para siempre al servicio del Reino en la Congregación de la Pasión de Jesucristo.